Hago esta reflexión en relación a la noticia publicada en El Mundo que ha su vez hace referencia a un artículo de la British Medical Journal en la que se comenta que hasta la mitad de los médicos de EEUU receta placebos de manera habitual, y la mayoría cree que es éticamente aceptable.
El efecto placebo es un efecto real, que además, ha tomado impulso con el desarrollo de la psicología cognitiva y la neuroeconomía -economía emocional. Pero, pese a que este efecto existe, fruto de un problema heuristico de nuestro cerebro, ¿deberíamos usarlo para curar?. Y si decidieramos hacerlo, ¿podemos controlarlo?.O sea, podemos saber de antemano en quienes iba a tener efecto y por cuánto tiempo. La respuesta es No. Y con esta respuesta, resulta difícil atribuirle un valor éticamente aceptable para la medicina.
No nos engañemos, la medicina física está llena de placebos, per se o por dosis (pe. US a dosis inadecuadas,...), aplicaciones (Ondas de choque en tendinopatías no calcificantes o puntos miofasciales..., o atribuciones (mejorías atribidas a una técnica cuando se combinan varias). Deberíamos ser más extrictos en la aplicación de la medicina basada en la evidencia, de cara a identificar cuáles son estosplacebos en nuestra especialidad, y por tanto, decidir o no aplicarlos, o si lo hacemos, tener claro de antemano a quíen, cuándo y por cuánto tiempo lo hacemos, buscando el máximo efecto terapéutico.
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Hace 4 días
http://www.bmj.com/cgi/content/full/337/oct23_2/a1938
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El 50% de los internistas y reumatólogos norteamericanos que participaron en el estudio suelen recetar placebos de vez en cuando.
Este estudio será importante porque parece que el precribir placebo se enfrenta con con la autonomía y el derecho a la información del paciente.
http://www.diariomedico.com/edicion/diario_medico/normativa/es/desarrollo/1179473.html
Casi un 60% de los medicos están de acuerdo en utilizar placebo pero los que se oponen argumentan que supone un engaño y que viola la autonomía y el derecho a la información que tiene el paciente.
Todo esto para mí tiene mucho que ver con los supuestos efectos de muchas terapias alternativas.
Placebo viene del latín "agradar". Y no hay nada mejor que la terapia que nos gusta, esa en la que mágicamente todo lo natural es bueno, todo lo artificial es malo. El placer y la belleza son buenos y un frío y doloroso tratamiento médico es malo.
Nos molestan el tráfico, el ordenador de la oficina, el teléfono y el ruido de las máquinas. Nos agrada soñar con campos en flor y animales dóciles que se acercan a nuestra mano. (Nada que ver con la naturaleza salvaje donde los depredadores se comen a sus víctimas, los mosquitos te rodean y la maleza hace que sea imposible avanzar con barro hasta las rodillas (algo que he probado personalmente)
Esta es la falacia de la naturopatía: Lo natural es bueno, lo artificial es malo. Y de muchas otras terapias alternativas. (Lo que te agrada es bueno, lo que es desagradable a tus sentidos es malo) Así es mejor la colorterapia para mejorar el transito que hacerse una colonoscopia y estirpar pólipos.
El veneno de escorpión es un producto químico pero la aspirina es un estracto natural de una planta (sauce llorón o Salix Chrysocoma*. Venden trozos de corteza seca para infusiones mientras los escorpiones van a comprar venenos en la fábrica de químicos, yo los he visto haciendo cola, nunca mejor dicho) Más abajo la historia de la aspirina desde el sauce llorón.
No hace falta más que ver los carteles que proliferan por las ciudades y los anuncios de muchos periódicos para encontrarse con "fisioterapeuta naturópata y homeópata, masaje Reiki, hidroterapia y medicina hólística, acupuntura y reflexología"
Lo suelen grabar en bronce en placas a la entrada de clínicas con muy buen aspecto, tanto por dentro como por fuera. O en letreros muy bien diseñados en clínicas muy modernas donde muchas veces colocan una imagen de Buda e incienso junto a máquinas con forma de huevo (camas reparadoras), donde dormir media hora equivale a dos días de sueño reparador gracias al ozono, la inmersión en agua templada o los efectos relajantes de olores, colores o ultrasonidos en el agua.
Y sí, es agradable y podemos disfrutar de los amenos poderes telúricos del placebo.
La gente que yo conozco que va a estos sitios habla maravillas de lo que les han hecho. Aveces hacen algún tratamiento gratis mediante boca a boca para captar más clientes. Prueban la aromaterapia, la colorterapia el masaje atlante y la electropuntura al lado de las microondas y la cinesiterapia convencional.
¿Cuantos rehabilitadores indican tratamietos que en realidad son placebo? Unas manos de artritis reumatoide quemada van a mejorar por 20 sesiones de parafina anuales? ¿Merece la pena este placebo en cuanto a gasto sanitario? ¿estamos ahorrando un dinero en tratamientos psiquiátricos y terapia psicológica convirtiendo la atención en rehabilitación en un club social donde la patología crónica se convierte en un cuento de las mil y una noches para entretener a los pacientes?
Mientras que unos médicos utilizan comprimidos de azucar como placebo otros utilizzan antibióticos y analgésicos. ¿No tiene esto sus riesgos y sus costes estúpidos?
A mi me recuerda un poco a la escena de la película Matrix en la que Morfeo le ofrece a Neo dos pastillas. Una roja que significará conocer la verdad, otra verde que supondrá seguir viviendo en el engaño pero tan feliz. Racionalmente uno prefiere saber la verdad. La verdad os hará libres, dice la Biblia. Sin embargo la emoción nos dice "elige la felicidad", elige la mentira. Dicen que el pesimista es un optimista bien informado. Y dicen que nada hay más idiota que el estado de felicidad continuo, pero eso lo dicen los que no viven esa alegria. Tal como aparece en "Un mundo feliz" De Aldoux Huxley, ¿que nos parecería una droga que nos mantuviera siempre felices y satisfechos, sin dolor, independientemente de que mientras tanto la realidad llevara su curso inexorable hacia la enfermedad, el envejecimiento y la muerte?. ¿Qué tal si mediante estimulación eléctrica en los nucleos grises podemos hacer que una persona sea feliz y encantadora, sin sufrimiento por el resto de sus días?
Y qué tal si podemos agradar a la gente diciéndoles siempre lo que quieren oir, mintiendoles hasta que ya no quede nada más. Dando esperanzas hasta en la desesperanza y la situación más crónica: todo puede mejorar, todo se puede curar, "magnéticas en barrido todo el cuerpo y paracetamol un gramo cada ocho horas" Repetir cada seis meses. Ah, y no se olvide de recomendarle ir al mentiroso profesional que vende humo, eso sí que es medicina enfocada al usuario. Eso es lo que los pacientes desean y eso es lo que les podemos dar. ¿La verdad? ¿A quien le importa esa escurridiza arpía?
En el caso de sufrir alguna enfermedad, teniendo delante a Morfeo con sus dos pildoras, ¿Elegirías la verdad o la mentira?
Lo natural es bueno, lo artificial es malo, huye de las infiltraciones, busca el placer, el mejor tratamiento es el masaje, no tomes medicinas, usa plantas naturales, la medicina alopática no cura, vente al enfoque holístico, nuestro placebo es mil veces mejor que los terrones de azucar, tenemos incienso de olores variados, colores reenergizantes, modernas técnicas ancestrales, exclusivos y carísimos métodos exóticos neuropropiorefleexoresonantopropiioceptivos...
* DEL SAUCE LLORON A LA ASPIRINA
Los sauces son árboles y arbustos de hojas caducas, del género Salix que pertenece a la familia Salicaceae. Hay aproximadamente 350 especies en este género cuya distribución geográfica es mundial.
El Sauce llorón, muy ampliamente plantado como un árbol ornamental, es un cultivar Salix sepulcralis × Salix chrysocoma, derivó de un híbrido entre el Sauce de Pekín (Salix babylonica) y el Sauce blanco europeo (Salix alba).
Usos medicinales del sauce llorón. La corteza del árbol del sauce se ha mencionado en los textos antiguos de Asiria, Sumeria y Egipto como un remedio para los dolores y para la fiebre, y el médico griego Hippocrates escribió en el siglo 5 A.C. sobre sus propiedades medicinales. Los americanos nativos del continente americano confiaron en él como una grapa de sus tratamientos médicos.
El extracto activo de la capa que queda entre la corteza y el tronco leñoso, llamado salicin, se aisló a su forma cristalina en 1828 por Henri Leroux, farmacéutico francés, y Raffaele Piria, un químico italiano que entonces tuvo éxito separando el ácido en su estado puro. El Salicin es agrio cuando está en una solución saturada de agua (a pH = 2.4), y se llama el ácido salicílico por esa razón.
En 1897 Félix Hoffmann creó una versión sintéticamente alterada de salicin (en su caso derivado de la planta de Spiraea) que causó menos problemas digestivos que el ácido salicílico puro. La nueva droga, formalmente se denominó ácido acetilsalicílico, se denominó con el nombre de aspirina por el dueño de Bayer AG., Hoffmann. Esto dio lugar a la clase muy importante de drogas conocidas como drogas no esteroides antiinflamatorias. Había nacido la aspirina.